Una duda muy habitual cuando se trabaja con el ecosistema Zoho: ¿cuándo usar las funciones nativas (Deluge) de cada app y cuándo recurrir a Zoho Flow? La respuesta no es binaria. Depende del alcance de la lógica, del consumo de créditos/API, del mantenimiento y de la necesidad de integrar varias aplicaciones (de Zoho o externas).
A grandes rasgos, Zoho Flow está pensado para orquestar procesos entre apps (Zoho o de terceros), mientras que Deluge vive dentro de cada aplicación para ejecutar lógica local de forma rápida y estrechamente integrada con módulos, campos y reglas de negocio. El matiz importante es estratégico y de costes: Zoho CRM, por ejemplo, suele disponer de un alto cupo diario de API/créditos, lo que admite muchos flujos internos; Zoho Flow contabiliza acciones mensuales (p. ej., en planes base, ~5.000/mes), ampliables con coste. Por eso conviene repartir la carga: lo “intra-app” en Deluge y lo “inter-app” en Flow.
A continuación, 4 consejos prácticos para decidir con criterio, con ejemplos y ventajas/inconvenientes.
1) Si la lógica es interna, empieza por Deluge
Cuándo: Validaciones, cálculos, actualizaciones y notificaciones que ocurren dentro de una misma app (CRM, Desk, Books…).
Ejemplos:
- Actualizar un campo de Deal cuando cambia la etapa.
- Validar un Lead antes de convertirlo.
- Enviar una notificación al asignar un Ticket en Desk.
Pros: rendimiento alto, acceso directo a módulos/campos, menos dependencia externa.
Contras: mantenimiento complejo si proliferan funciones repartidas por módulos; escala regular cuando necesitas tocar varias apps a la vez.
2) Si conectas múltiples apps, pasa a Zoho Flow
Cuándo: Integraciones entre Zoho Apps o con terceros (Google Sheets, WooCommerce, Slack, etc.).
Ejemplos:
- Crear un Ticket en Desk al recibir un Zoho Form.
- Enviar pedidos de WooCommerce a CRM y Books.
- Disparar un webhook externo cuando un Deal cambia a Closed Won.
Pros: panel visual centralizado y auditable; reintentos automáticos en caso de error; ideal para orquestación y APIs externas.
Contras: menos fino para lógica muy específica/condiciones complejas (aunque puedes llamar Custom Functions en Deluge desde Flow); puede ser algo más lento que la ejecución local.
3) No dupliques lógica: un evento, un “dueño”
Regla de oro: Evita mezclar Flow y Deluge para el mismo evento. Escoge un “dueño” por proceso para no crear bucles, condiciones divergentes o dobles notificaciones.
Ejemplo: Si CRM ya envía avisos con Deluge al crear un Lead, no repliques ese envío en Flow. En su lugar, deja Flow para “lo que sale de CRM hacia otra app”.
Beneficio: Menos errores, auditoría más clara, troubleshooting más rápido.
4) Piensa en mantenimiento y coste (créditos/API) desde el diseño
Estrategia:
- Carga recurrente y voluminosa intra-app → Deluge (aprovecha el cupo amplio de CRM).
- Integraciones, colas, reintentos, dependencias externas → Flow (control central y resiliencia).
- Híbrido controlado: Flow como “director de orquesta” que invoca Custom Functions puntuales en Deluge para la parte de negocio compleja.
Pros/Contras operativos:
- Deluge: +rápido y preciso; –puede derivar en “spaghetti” si no documentas.
- Flow: +visibilidad y gobernanza; –límite de acciones mensuales y ligera latencia.
¿Estamos sobreutilizando CRM/Desk en vez de Flow?
Pistas para detectar desequilibrio:
- Demasiadas funciones dispersas que hacen difícil saber “qué toca qué”.
- Integraciones externas implementadas con webhooks sueltos en lugar de un flujo auditable.
- Problemas de trazabilidad: no se ve el histórico del proceso de punta a punta.
Checklist rápido de decisión
- ¿Todo sucede dentro de una app? → Deluge.
- ¿Intervienen 2+ apps o servicios externos? → Flow (y llama a Deluge si necesitas reglas específicas).
- ¿Importan reintentos, logs y monitorización central? → Flow.
- ¿Te preocupa el consumo mensual de acciones en Flow? Mueve lo intensivo y local a Deluge.
Conclusión
Diseñad una arquitectura mixta: Deluge para la lógica de negocio localizada y de alto volumen; Zoho Flow para la integración, la observabilidad y la resiliencia entre aplicaciones. Con un “dueño” claro por proceso y buena documentación, ganaréis rendimiento, control y coste predecible.


























